
¿Qué nos detiene?
La respuesta es simple: repetir automáticamente esquemas mentales, creencias y paradigmas que aprendimos, que están obsoletos y nunca antes habíamos cuestionado. Algunos ejemplos de éstos son: qué difícil, no se puede, no vale la pena intentar, yo soy así, no hay nada que hacer. En otras palabras, nuestra mayor resistencia al cambio somos nosotros mismos. Por darle cabida a esos pésimos hábitos mentales.
Su influencia debilitante en nosotros; causa sentimientos de impotencia y falta de aspiraciones.
El cerebro tiene la capacidad de renovarse y se adapta a nuevas tareas y requerimientos ambientales. Por ser un órgano sensible a los cambios, puede crear nuevas conexiones con una actividad mental diferente, que viene a modificar las anteriores.
Los cambios comienzan en nuestro interior cuando modificamos la calidad de nuestros pensamientos. Las nuevas ideas van creando nuevas conexiones cerebrales. Con la práctica, se convierten en esquemas mentales positivos con consecuencias anímicas como la esperanza, la alegría, la paz y la satisfacción. Nunca es tarde para aprender.
Quitar el piloto automático y reflexionar con pensamientos más amorosos activa circuitos mentales relacionados con la sensación de seguridad y autoestima. Usar la fuerza mental para seguir rebuscando en los por qués de la infelicidad no es la mejor opción. Dejemos el pasado atrás, vivamos con ilusión cada momento de nuestro presente y abracemos el futuro sin temor.
Estas son algunas creencias, paradigmas y pensamientos que podemos desaprender:
Los "deberías" de la sociedad son absolutos. Es mejor crear nuestra identidad única, libre de imposiciones, etiquetas y roles que restan autenticidad.
Debemos ser fuertes y reprimir las emociones. Es mejor sentirlas y usarlas de guías para el desarrollo personal.
Desconfiar, para no tener que lamentar. Es mejor tener confianza en una misma para el desarrollo del carácter y confianza en los demás, para las relaciones sanas.
El amor es sacrificio. Es mejor experimentar el amor como la máxima libertad del ser, que evita el desgaste de la obligación sin sentido.
Los culpables no merecen una nueva oportunidad. Es mejor reconocer que el perdón comienza en nosotros, hacia nosotros mismos. Todos tenemos el derecho a equivocarnos y aprender lecciones de vida.
La religión es lo mismo que la espiritualidad. Es mejor entender que todos somos seres espirituales que expresamos esa realidad, en diferentes religiones.
La vida es trabajar y cumplir con las obligaciones familiares y profesionales. Es mejor apreciar la vida como una aventura humano-divina donde somos co-creadores, con nuestras intenciones.
Venimos al mundo a pasar por un valle de lágrimas. Es mejor pensar que el propósito de nuestras vidas es amar y superar el dolor desde esa fuerza vital del amor, que tiene el poder de renovarnos cada día.
Es posible reprogramar nuestro cerebro con conexiones más positivas, que al repetirlas, se conviertan en hábitos permanentes de vida saludable y feliz. La actividad mental modifica el cerebro y nos conduce a la sabiduría de cómo vivir con pasión nuestra experiencia de vida única.
¿Cuáles limitaciones aprendidas escoges hoy des-aprender?
El cerebro tiene la capacidad de renovarse y se adapta a nuevas tareas y requerimientos ambientales. Por ser un órgano sensible a los cambios, puede crear nuevas conexiones con una actividad mental diferente, que viene a modificar las anteriores.
Los cambios comienzan en nuestro interior cuando modificamos la calidad de nuestros pensamientos. Las nuevas ideas van creando nuevas conexiones cerebrales. Con la práctica, se convierten en esquemas mentales positivos con consecuencias anímicas como la esperanza, la alegría, la paz y la satisfacción. Nunca es tarde para aprender.
Quitar el piloto automático y reflexionar con pensamientos más amorosos activa circuitos mentales relacionados con la sensación de seguridad y autoestima. Usar la fuerza mental para seguir rebuscando en los por qués de la infelicidad no es la mejor opción. Dejemos el pasado atrás, vivamos con ilusión cada momento de nuestro presente y abracemos el futuro sin temor.
Estas son algunas creencias, paradigmas y pensamientos que podemos desaprender:
Los "deberías" de la sociedad son absolutos. Es mejor crear nuestra identidad única, libre de imposiciones, etiquetas y roles que restan autenticidad.
Debemos ser fuertes y reprimir las emociones. Es mejor sentirlas y usarlas de guías para el desarrollo personal.
Desconfiar, para no tener que lamentar. Es mejor tener confianza en una misma para el desarrollo del carácter y confianza en los demás, para las relaciones sanas.
El amor es sacrificio. Es mejor experimentar el amor como la máxima libertad del ser, que evita el desgaste de la obligación sin sentido.
Los culpables no merecen una nueva oportunidad. Es mejor reconocer que el perdón comienza en nosotros, hacia nosotros mismos. Todos tenemos el derecho a equivocarnos y aprender lecciones de vida.
La religión es lo mismo que la espiritualidad. Es mejor entender que todos somos seres espirituales que expresamos esa realidad, en diferentes religiones.
La vida es trabajar y cumplir con las obligaciones familiares y profesionales. Es mejor apreciar la vida como una aventura humano-divina donde somos co-creadores, con nuestras intenciones.
Venimos al mundo a pasar por un valle de lágrimas. Es mejor pensar que el propósito de nuestras vidas es amar y superar el dolor desde esa fuerza vital del amor, que tiene el poder de renovarnos cada día.
Es posible reprogramar nuestro cerebro con conexiones más positivas, que al repetirlas, se conviertan en hábitos permanentes de vida saludable y feliz. La actividad mental modifica el cerebro y nos conduce a la sabiduría de cómo vivir con pasión nuestra experiencia de vida única.
¿Cuáles limitaciones aprendidas escoges hoy des-aprender?